Canciones

Veigaviechos - D'Urria

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Los L.lobus (D'Urria)

11 Los l.lobos (D'Urria).mp3

La Lienda (D'Urria)

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REGISTROS SONOROS DE ALAN LOMAX - 1952 

Lumajo de Laciana - Revista de Folclore de la Fundación Joaquín Díaz

Carlos A. Porro

La Montaña Occidental de León, formada por las comarcas de Laciana, Omaña y Babia, presenta un idílico paisaje a pesar de la dureza del terreno. Las tierras altas, son tierras frías, agrestes y de nevadas duraderas que hoy, en parte se encuentran algo desoladas ante un abandono de la población rural de muchas localidades y una parcial destrucción del medio ambiente ante el incipiente desarrollo de la minería del carbón durante todo el siglo XX. La zona ha conformado junto a sus comarcas hermanas de los valles de Asturias y concejos de Degaña, Leitariegos, Cangas de Narcea y Somiedo una entidad común de idénticos usos y costumbres más allá de las fronteras políticas establecidas sin criterios culturales o geográficos. La zona, antaño dedicada a la ganadera extensiva y a los derivados de la misma(leche, quesos) ha vivido del trabajo de la lana y del lino, del ganado vacuno y de las grandes brañas.

Son éstas, terrenos de fresco y abundante pasto en los que se edifican varias casas de piedra y tejado de paja o de pizarra y que se habitan estacionalmente por pastores y que durante siglos, acogieron a los millares de cabezas de ganado trashumante de ovejas merinas que se alimentaban de los pastos de montaña y que subían desde Extremadura realizando un viaje de más de 500 kilómetros.

Solamente tenemos constancia de un viaje a la zona del investigador, al pequeño pueblo de Lumajo, preciosa localidad, a donde llegó por mediación de don Florentino Díaz González, secretario del ayuntamiento de Villablino, localidad cercana y la más importante e industriosa de la zona. Pocos, pero fundamentales, dentro de la etnomusicología ibérica, son los testimonios que recogió en sus grabaciones sobre todo por la antigüedad de los mismos, centrados en la arcaica instrumentación y en sus tonadas rancias y austeras. La instrumentación básica de la zona, junto a la popular pandereta es el pandero cuadrado, prácticamente desaparecido en la actualidad en España y que se ha conservado

en esa zona con cierta vigencia. Las tonadas propias del pandero cuadrado se enclavan dentro del llamado “baile del país” o “La Garrucha”, que se asientan sobre un soporte de escala menor modal y una estructura rítmica en la que afloran muchos elementos de arcaísmo, tonadas de ámbito melódico restringido, un ritmo binario compuesto (ocasionalmente quinario), ausencia de estribillos (aunque no siempre) que remarcado por el toque ronco, austero y repetitivo de los panderos envuelven las tonadas y el baile en una escena coreográfica propia de la Edad Media.

Lucio Criado y Carmen Marentes en la publicación “A Xeito” describen este instrumento como un bastidor cuadrado de madera de entre 35-38 cms. de lado y 7 de anchura que se recubre por ambos lados de una piel (a la que se ha eliminado el pelo mediante un proceso de mojado, secado en sal y sobado) y que apoyado en el pecho se percute con las dos manos. El propio Lomax acompañaba su diario con algún dibujo de estos panderos llamado por su extrañeza y por su singularidad en relación a todo lo que conocía de España. El sonido característico producido es más bien seco y oscuro, ronco, lo que contribuye a crear un ambiente de rusticidad que encaja a la perfección en la cadencia arcaica

de las tonadas. Vinculado de manera indisoluble al pandero cuadrado está el baile propio de toda la comarca: el Baile del País, el Chano o La Garrucha, tres denominaciones que anota Lomax en su diario.

Es éste un baile recio, austero pero engalanado con un característico y alegre movimiento de brazos que contrasta con la rudeza de los panderos y los cantos, que se acompañan con enormes castañuelas que repican incansables con especial dominio las mujeres. Cuatro fueron las tonadas de este baile que recogió en Lumajo en la taberna, a dos tocadoras de mediana edad: Concepción Taladriz (propietaria de la taberna), Elvira Feito y a Pepín “el ciego” acordeonista del lugar. Asimismo las tonadas de bodas se acompañan al canto y al ritmo con el mismo estilo que para el Baile del País y las misma instrumentación confundiéndose casi con él. El baile se arenga y se calienta con gritos, chillidos, vivas o expresiones que ensalzan las parejas femeninas o la posición en el baile, que suele ser en dos filas paralelas, una de mozos y otra de mozas, compitiendo en el baile las parejas del medio con las de los extremos (las puntas).

Lomax describe con cierta dureza en su diario la primera impresión que tuvo al llegar a la localidad y entrar en contacto con los vecinos, reflexiva y un tanto difusa en sus notas: “Había un nuevo pueblo minero, Villaseca, donde el 90% de la población no son naturales de estas colinas como pasa en Kentucky. Había una pequeña carretera que subía 5 kms. y atravesaba un puente. Detrás de esos picos asomaba el pueblo. La calle principal estaba embarrada, las casas parecían sacadas de la edad media. Había pequeños graneros sobre zancos de piedra sacados de algún oscuro pasado celta. La gente era rápida, malhumorada e inteligente como los escoceses. El alcalde directamente dijo que no había buenos cantantes y tenía razón. Había un extraño y fantasioso chico rubio que estaba tan delgado que las ropas se le caían, aparte de esto no sabía que se estaba quedando ciego y que su acordeón era el menos armonioso desde Adán. Había varias ancianas maravillosas que tocaban el pandero cuadrado. Había una multitud de chicas jóvenes a las que se les había dicho que proporcionaran sus favores (ayudaran?) libremente. Había una pareja de ancianos con bigotes y gran energía que mandaban a todo el mundo hacer cosas y canturrear como una pareja de hebreos. Todos vinieron juntos entre la nieblina andando por la calle embarrada y estrecha con sus zapatos de madera y pasándose con cuidado a la puerta de la posada y abarrotando la habitación alrededor del micrófono hasta que no quedaba aire para respirar, mirándome con caras perdidas y la mirada esquiva y oculta de la gente de Kentucky cuyos amigos (paisanos) habían regresado al país de las colinas para morirse de hambre en grandes granjas pobres, así podrían beber el agua del manantial y oler el aire limpio de la montaña y se habían despertado para encontrarse atrapados en una mina de carbón y el agua negra que se vierte a manantial. Y las caras de Lumajo tienen la misma expresión ya que siempre han sido pastores aquí en el valle más alto de León y ahora de pronto, ser hombres y mantener satisfechas a sus mujeres y se han encontrado asimismo enterrados vivos en las minas de carbón. Y la sorpresa hiriente y muda que muestran las caras de estos hombres jóvenes y se veía en la música que todavía era música de pastores, pero ahora sin gracia, ahora torpe y horrible, como una mula del país que se ha quedado ciega en las minas...”

Realmente, a pesar del comentario muy psicológico, la fuerza de la tradición en esta zona como en otras del país sorprende a todos a cada momento. Algunas de las más bellas tonadas de pandero cuadrado y del baile del país, se han seguido recogiendo desde entonces a otros vecinos y en otras localidades, estando plenamente vigentes en muchas fiestas populares actualmente.

1. El baile del país o La Garrucha I. Panderos y canto: Concepción Taladriz de 42 años y Elvira Feito

de 54 años. Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

Si no lo bailan a gusto, los señores en el baile

háganme una media señal que yo la cojo en el aire.

¡Viva la punta! ¡viva!. ¡Ijuju!.

Por las estrellas del norte se guían los marineros,

yo me guío por tus ojos que son dos claros luceros.

¡Viva la punta!, ¡viva!, ¡viva el medio!

2. El Baile del País o la Garrucha II. Panderos y canto: Concepción Taladriz de 42 años y Elvira Feito

de 54 años. Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

Este pandeiro que toco ia de pellecho de ogüecha

ayer berraba n´el monte, güey toca que retumbiecha.

Ay, ay, le, le, le la.

¡Viva la punta!

3. Baile de los Pollos. Panderos y canto: Concepción Taladriz de 42 años y Elvira Feito de 54 años.

Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

Otro de los bailes sueltos antiguos que también se ha conservado en Asturias es el de los pollos o “pochos”. Martínez Torner describe la forma asturiana de la siguiente manera:

“Comienza a sonar el pandero, tocado generalmente por la persona que canta. Entonces, dos mozos invitan a dos mozas a bailar; disponiéndose los cuatro en círculo, alternativamente, bailan mientras dura el canto, y al terminar éste, se retiran los primeros; las mozas que han quedado en el baile invitan a otros dos mozos, bailando de la forma anterior. Al terminar la copla, ellas abandonan el baile y son los dos mozos quienes invitan a otras dos mozas, y así sucesivamente.

Las últimas personas que quedan sin poder escoger pareja se dice que quedan “pollos”.

El baile de “los pollos” se interpreta en círculo, cambiando sucesivamente el sentido del giro tras una orden o aviso del pandeiro y su origen y forma coreográfica denota bastante antigüedad.

Los pajaritos madre, que atrevidos son

que pican y no tienen de nadie compasión.

Yo tenía uno y se me marchó,

no tenía pico y así me la pegó.

.... que del cielo bajó,

con el pelo tendido y al remate una flor

Y en la flor una rosa y en la rosa voy yo,

vámonos, dueño mío, dueño mío, vámonos.

4. El Baile del País o la Garrucha III. Panderos y canto: Concepción Taladriz de 42 años y Elvira Feito de 54 años. Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

Viva pueblo de Lumajo, viva el ramo de laurel,

vivan los mozos y mozas que se pasean por él.

¡Viva la mía!.

Como quieres que yo vaya al jardín de la alegría

si se marchitan las flores al ver la belleza mía.

¡Ijuju!

Cómo quieres que yo tenga la cara alegre y contenta,

si hasta los mismos caminos para mi ya dieron vuelta.

Todos los anocheceres salgo por ver si te veo,

porque solita tú eres el jardín de mis recreos.

5. Tonada de bodas (a la salida de la iglesia). Panderos cuadrados: Concepción Taladriz de 42 años,

Elvira Feito de 54 años, grupo de mozos y mozas acompañan al canto. Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

No se entiende una boda en esta zona sin que se agasaje a los novios con cánticos con los que acompaña la comitiva desde la casa a la iglesia, no sin esperar, como es costumbre, una pequeña cuantía económica de manos del padrino o madrina que gastarán mozos y mozas a la salud de los recién casados.

Tras la ceremonia de la iglesia, dos mozas, con los panderos bellamente engalanados de cintas de seda, flores y lazos recibían a los novios pasando los panderos por encima de sus cabeza, en un acto simbólico como pocos. A continuación comienzan las canciones, muchas de ellas compuestas especialmente para la ocasión, en las que aparecen referidas las bellezas o virtudes de novios, padres y padrinos. La pareja de mozas preside el cortejo tras la salida de la iglesia hasta la casa de la novia en la que la madrina convida a suculentas rebanadas de pan y manteca a todos los asistentes. Lomax anota en su diario una conversación con una paisano sobre esta costumbre:

“Bailamos la garrucha. La garrucha es lo que hacemos con las manos- eso es a lo que lo llamamos. En las bodas llevamos panderos con cintas y rosas, después tiramos petardos y decimos- ¡Viva la novia!, el novio no. Esto lo cantamos mientras desfilamos por las calles- (Alan preguntó: ¿Y porqué ya no hay más bodas?). - Al fin y al cabo el padre tiene que pagar la bebida para 24 horas de fiesta o 48, para todo el pueblo. Se ha cansado de pagar todas estas bebidas así que ahora las canciones empiezan a desaparecer. Ahora es cosa de tres o cuatro invitados y ahí se acaba la cosa”.

Salgan los señores novios de la puerta de ese templo

que aquí viene sus amigos a fraternizar con ellos.

¡Vivan los novios!

A la puerta de la iglesia juntos os vimos llegar.

más hermosos que las flores en la mansión celestial.

¡Viva la novia!, ¡viva!

El cielo se encuentra raso y no se ve ningún astro,

cuatro luceros hermosos resplandecen en Lumajo.

¡Vivan los padrinos!, ¡vivan!.

Y esos cuatro luceros que dejamos antes dichos

son el novio y la novia y los señores padrinos.

¡Vivan los padrinos!, ¡vivan!

El padrino y la madrina, lo digo de corazón,

son dos flores admirables, no tiene comparación.

¡Viva!, ¡viva!

El padrino es una rosa, la madrina es un clavel,

el novio es un espejo la novia se mira en él

¡Viva la novia!, ¡viva!

6. Tonada de Bodas (llegada a casa de la novia). Panderos cuadrados: Concepción Taladriz de 42

años y Elvira Feito de 54 años, un grupo de mozos y mozas acompañan al canto. Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

Salgan los de la cocina a recibir la casada

y su madre la primera, que es el tronco de la rama.

¡Viva la novia!

El padrino de esta boda es el número primero,

que se dejó los anillos en casa del estanquero.

¡Viva el padrino¡, ¡viva!

Adiós amiga del alma que te vas de nuestra era,

te recordaremos siempre como buena compañera.

¡Viva la madrina!, ¡viva la boda!

Vamos, vamos a la fuente donde el agua pura brilla

pero mas brilla la novia al lado de la madrina.

¡Viva la madrina!, ¡vivan los padres de los novios!

Aunque viniste a Lumajo, no te cause sensación

porque es un pueblo agradable, la capital del Cornón.

¡Viva Lumajo!

7. Ronda. Grupo de mozas cantoras. Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

Tanto mozas como mozos acostumbraban en ocasiones a cantar en grupos, en las rondas, en las faenas comunales del trabajo o simplemente en reuniones para pasar el rato. La tonada aquí presentada se interpreta en el habla local, el paschuezo o dialecto leonés, hoy en trance de desaparición y que se caracteriza por un sonido ch que sustituye al de doble l.

Cuatro chobos que baxaron por el vache de Chaciana

forun diciendo a Belmonte: cheite, chume, chino, chana.

Buen cuidado me da a mi que me corten un manteo,

porque chegando a cha chorza cha chorza cheva salero.

Dicen las del otru chao, que cantan mejor que nos,

esos son cuernos para echas ¡que mejor cantamus nos!

Las brañeirinas de Robles dan el cheite a los galanes

ya luego baxan diciendo que lo maman los tenrales.

8. Vaqueirada. Cantada por Manuel Llano Fernández. Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

El canto solista melismático de carácter lírico está muy extendido en toda la cornisa cantábrica, en

tierras de Santander, en la montaña de Palencia y toda Asturias principalmente. La comarca de Laciana,

donde se encuentra Lumajo y la cercana de Babia confluyen culturalmente con el sur de Asturias y

en toda esta zona se desarrolla un canto denominado “vaqueirada”, propios de los vaqueros y guardas

de rebaños que lucen su voz en estas preciosas tonadas.

Ofrecistime un queisu en señal de matrimonio

el matrimoniu fue nulu, ¡ay! vólveme el queso al horreu.

Pabeiru, pabeiru.

El señor cura del Puertu va pal cielo en línea recta

si Jesucristo lo sabe ponei un candao en la bragueta.

Paveiru, paveiru

Soy vaqueiru, soy vaquieru, nacido en la vaqueirada

tengo un xatina pinta dei echina una xarrala.

Paveiru, paveiru,....

9. Tonada de ronda. Mozas cantoras de Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

Un cazador tiró un tiro y era de Babia de Abajo,

la perdiz era de Torres vino a caer a Lumajo.

Paloma blanca como la nieve.

Paloma si vas al monte mira que soy cazador,

si tiro un tiro y te mato para mi será un gran dolor.

Paloma blanca como la nieve.

Una palomita blanca como la nieve

baja al río a beber agua, bañarse quiere.

Y esa palomita blanca como la nieve

en el pico llevas hilo color de rosa;

dámelo para coser tu corazón con el mío.

Paloma blanca como la nieve.

10. Ronda. Cantada por José María Pena. Lumajo, 5 de noviembre de 1952.

Otro ejemplo de canto solista de la zona, aunque no de estilo propiamente de “vaqueirada” es

esta tonada popular por toda la zona norte del país y a la que se le atribuye un origen montañés, procedente

de Cantabria. Lomax anotó al lado del título la expresión “santanderese style” refiriendo una

procedencia foránea de la canción.

Síguela Manueluco, síguela Manuel

de noche con la luna con el lucero del amanecer.

Y una noche de luna fuiste a moras,

ten cuidao con las zarzas que son traidoras,

síguela Manuel...

Y una noche en el baile perdí dos reales

por ti gran picarona que no los vales,

síguela Manuel...

11. La garrucha de acordeón. Panderos cuadrados: Elvira Feito de 54 años y Concepción Taladriz de 42 años. Acordeón: Pepín “el acordeonista” de unos 35 años. Lumajo, noviembre de 1952.

El moderno acordeón diatónico o de botones penetró en toda esta comarca vinculado a la expansión de la minería en las primeras décadas del siglo XX y con él llegó también el baile agarrado, baile pecaminoso y prohibido en ese momento, que ocasionó muchos enfrentamientos entre los defensores del baile antiguo suelto (el baile del país o garrucha) y el moderno (pasodoble, vals y foxtrot) representado en primera instancia por este instrumento. Realmente este acordeón se extendió enormemente, sustituyéndose a mediados de siglo XX por una versión cromática de teclado, pero la fuerza de la tradición acabó por incorporarlo al baile antiguo junto a otros instrumentos tradicionales de la zona. Aparece así esta versión del antiguo Baile del País con acordeón y panderos cuadrados. El acordeonista, algo destemplado, recrea la voz de las cantoras, transformando la melodía austera en

una más ágil y melodiosa.

Entrevista a Las Tsacianiegas

El programa se llama "Las 5 de..." y la entrevista además de conocernos algo más y hablar de nuestra vida artística, hablamos de 5 canciones que han marcado nuestra vida